Cuando pregunto en mis clases por una definición del marketing, generalmente veo que existe mucha confusión, con respuestas del tipo: “publicidad”, “comunicación”, “venta”, etc. Los más “estratégicos” hablan de cliente, de necesidades…
En este post no quiero centrarme en definiciones, aunque si haré una recomendación al final. En cambio voy a contarte algo curioso, “de la vida misma”.
EL MARKETING DEL TAXISTA
Iba yo una tarde en taxi a una universidad de las afueras de Valencia. Con el taxista acordamos que me recogería a las 20.00 para llevarme de vuelta a la estación del AVE.
En efecto, después de mi clase, a la salida estaba el taxi esperándome. Es un trayecto bastante largo y el taxista estaba dispuesto a darme conversación. Me preguntó a qué había ido y de qué doy clase: “De marketing” – le contesto -.
¿Qué es esto del marketing? – me pregunta entonces – ¡Vaya preguntita! Me sentí como el cazador cazado y hubiera querido sacar el Power Point 🙂 pero no… ¿Cómo se lo explico ahora a este señor, en pocas palabras y muy claras? Todo un reto.
Así que pienso y le contesto: “Marketing es dar al cliente lo que quiere” y “lo que hay que hacer es preocuparse por averiguarlo y esforzarse por conseguirlo”. Me quedé satisfecha con esta respuesta que me pareció tan bonita. En cambio mi interlocutor se quedó perplejo y enseguida volvió a la carga.
“Mire usted” me dice “la Comunidad Valenciana nos está exigiendo que nuestro coche sea un buen coche y tenga un buen aspecto, pero eso cuesta dinero y yo no me puedo permitir cambiar de coche”.
“Además aquí hay muchos turistas y hay que hablar inglés, pero yo a mi edad no me voy a poner a aprenderlo”.
“También quieren pagar con VISA: me he informado y el banco me cobra una comisión; si tuviera uno de estos teléfonos modernos podría hacerlo con él, pero yo no me voy a poner ahora con la informática…”
Y su conclusión fue la siguiente: “Mire usted, ¡a mí el marketing no me gusta!”.
¿Os dais cuenta? El taxista entendía perfectamente qué es el marketing, con todo lo que conlleva: la necesidad de conocer en profundidad a nuestros clientes, sus gustos, sus necesidades y de adaptar nuestra oferta (nuestro marketing mix). De esta forma, sabía perfectamente lo que le convenía para hacer las delicias de sus clientes. Aún así, había decidido conscientemente no hacerlo.
Ciertamente no hacer marketing puede parecer más “cómodo” y seguir trabajando de la misma forma, cruzando los dedos para que las novedades sean tan solo una moda pasajera. Pero hoy en día esto resulta insostenible. La experiencia es ciertamente importante, pero de por sí sola no basta: hay que evolucionar.
Porque hacer marketing significa actualización constante, dinamismo, pasión por formarse, informarse, experimentar. En definitiva seguir creciendo, personal y profesionalmente.
¿Y tú? ¿Haces marketing?
Por último, como prometido, si quieres dar un buen repaso a la esencia del marketing, te recomiendo encarecidamente un magnífico vídeo del “padre del marketing”, Philip Kotler.
[…] El marketing del taxista. […]
Mucha suerte con esta nueva aventura, y gracias por compartir tus conocimientos por este nuevo medio. Será un placer seguirte
¡Muchas gracias!
[…] Espero que disfruteis de El marketing del taxista. […]
Me han parecido muy buenas las respuestas que le diste al taxista.
A veces la pregunta más comprometida no está en los cursos, si no en cualquier lado.
Enhorabuena Silvia, estoy disfrutado mucho leyendo tu blog. No dejes de escribir.
Muchas gracias por los ánimos. Y sí, es cierto, el marketing está en la calle, en la vida misma.
[…] un post anterior hablé del marketing en el día a día. Pero hay también otra manera práctica de enfocarlo, que […]